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Escritores Noveles

El Ciclo de la vida

septiembre 25, 2020

El Ciclo de la Vida, by: Juan Sebastián Cárdenas.

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NACER

Ha desaparecido por completo la paz en mi cabeza, estoy impaciente las 24 horas del día,

me cuesta dormir, tengo pesadillas, paso noches en vela, todo me da miedo, me siento solo

e incomprendido, hacer el ridículo es lo que mejor hago. Quiero dedicarme a algo que amo

hacer desde pequeño, y me aterra pensar que era solo eso, un sueño bobo de la infancia. Y

claro que me apasiona. En realidad, me apasiona demasiado, pero no puedo vivir solo de mi

pasión, podría abandonar mi sueño y dedicarme a algo que me de dinero para tener una

vida sencilla. Pero mi joven ego me prohíbe desistir de mi lucha por dejar una pequeña

huella en la larga y densa historia de la humanidad. Eso confirma mi enunciado de que soy

un fracasado, pobre y endeudado con un futuro incierto que va directo y sin frenos al

En la publicación de hoy:

    abismo

    Quizá estoy exagerando…

    Eso fue todo lo que se me vino a la cabeza cuando mi madre me preguntó ¿qué pensaba

    hacer cuando me graduara? Estaba en la sala tomando tinto con galletas y Eva, la mujer que

    me dio la vida estaba viendo su novela, en los cortes comerciales decidió hacerme esa

    simple pregunta. No sabía que iba a hacer con mi vida. pero sabía que iba a hacer esa

    noche. Iba a beber para olvidarme de todas estas cosas que perturban mi paz.

    Un amigo se iba de la ciudad e íbamos a salir como despedida. En ese momento todas las

    celebraciones se resumian en perderse en alcohol, en un bar, en un parque o en una casa, la

    verdad el lugar nunca fue problema; Conocer gente y hablar de cosas intrascendentes que al

    otro día trascenderán en el subconsciente. Al principio eran fiestas pequeñas, luego mi

    círculo social se hizo más y más grande. No es que fuera muy popular ni que hablara con

    todos los que se reunían. Pero cuando de fiestas se trata todos son bienvenidos. Llegaban

    todo tipo de personas, personas buenas, malas, mañosas, engreídas, humildes, ricas, pobres,

    feas y hermosas: personas con pasados terribles y otras sin ningún futuro. Cada una

    aportaba algo a las fiestas, peleas, drogas, alcohol, música, risas, historias, anécdotas, Todo

    esto se mezclaba con el fin de pasar un buen rato. Y entre más descontrolado y nocivo

    estuviera el ambiente mejor se pasaba. Pensábamos que no había mejor forma de sentirse

    vivo que estando al borde de la muerte y de eso se trataba la vida. Al menos para mí, al

    menos en ese momento.

    Quien se iba era mi mejor amigo. Su nombre es Luis, era quien me acompañaba en mi

    eterna labor de cuestionar el porqué de mi vida en la tierra y que a pesar de los miles de

    fracasos no sucumbía ante las garras del conformismo. Él era esa persona con la que se

    podía salir y no se necesitaba alcohol para hablar de un millón de estupideces sin sentido,

    “estupideces sin sentido” era el sinónimo de sueños y metas por lograr. Los dos

    encontrábamos apoyo mutuo en cualquier invento que se nos ocurriera, sin importar lo

    ridículo que fuera siempre nos ayudamos a lograrlo. Y así juntos fallábamos, y

    aprendíamos las lecciones de la vida. Siempre me decía que después de tantos errores y de

    perder una y otra vez, si seguimos con la fe intacta de que somos especiales y tenemos una

    misión en la tierra, es porque en realidad si teníamos algo especial. Tenía razón. Luis se iba

    a otra ciudad porque lo habían llamado de una empresa de juguetes para trabajar como

    diseñador. Era un gran paso para lograr su sueño de hacer su propia empresa de juguetes,

    estaba muy feliz por él, pero me destrozaba el hecho de que ahora estaría solo en mi

    búsqueda del sentido de mi vida.

     Dejé la sala acompañado de un “no sé” de respuesta a la pregunta de mi madre y me fui a

    mi habitación, me acosté en mi cama y escuché algo de música. Iba a verme con Luis Antes

    de la reunión, quería hablar a solas con él y ese era el momento más indicado para hacerlo,

    una última charla antes de su viaje. Quizá él me daría un poco de ánimo para que pudiera

    seguir mi camino. Yo tenía más amigos, buenos amigos, pero con Luis habíamos logrado

    ese tipo de conexión que no se consigue ni con el amor de la vida. Me quedé mirando el

    techo de la habitación Viendo cómo iba pasando de color amarillo de la tarde al azul de la

    noche. Me cambié y alisté para irme. Antes de salir mi madre me detuvo, se quedó

    mirándome y protagonizó uno de esos momentos en los que las Mamás recuerdan que

    somos sus hijos y que nos aman, empiezan a recordar la edad que tenemos, las cosas que

    vivieron con nosotros, las enseñanzas mutuas, en fin, que buenos son esos momentos. Ese

    día decidí abrazarla como hace mucho no lo hacía. Ella miro mi cara atribulada y

    demacrado por mis mismos pensamientos, por algunas noches sin dormir y por las veces

    que decidía usar el dinero de mi almuerzo para patrocinarme las fiestas. Me miraba, con

    amor, preocupación y con orgullo, a pesar de que no le había dado ninguna razón para

    sentir todo eso, no había hecho nada por ella, nada salvo darle dolores de cabeza. Quizá

    también creía que yo cumpliria todo eso que me prometí. Al parecer tendrá otra gran

    decepción.

    – ¿Ya te vas? Me preguntó mi madre,

     -Le respondí que sí, que llegaría tarde, que no me esperara despierta.

     -Pensaba en ver unas películas – agregó mi madre mientras me miraba.

     -No creo que pueda má, es la despedida de Luis. guarde silencio, -pero podríamos hacerlo

    mañana.

     Mi madre asintió con la cabeza, me sonrió, me dio la bendición y un beso en la frente.

    Nunca entendere el amor de una madre o de un padre hacia sus hijos. Están segados, ven a

    la misma bola de carne bañada en sangre que éramos al nacer. Quizá nos escuchan igual

    que cuando dijimos nuestras primeras palabras, siempre preocupados de que no nos

    hagamos daño a nosotros mismo, somos sus más valiosas posesiones, y eso que no les

    pertenecemos. Es el verdadero amor, solo se comprende una vez que se tiene un hijo, así

    que por el momento seguiré con la duda.

    CRECER.

    Salí de la casa, Tomé un bus, y llegué al parque donde siempre nos reunimos con Luis. En

    ese parque vivimos un montón de cosas, siempre íbamos después del colegio. Lo recordé

    porque había varios niños corriendo y jugando por ahí. luis ya había llegado, como de

    costumbre llegue tarde, tenía un sixpack, me dio una cerveza y hablamos un poco.

    – ¿ya tiene todo listo? Le pregunté a Luis

    -ya, todo está empacado…pero la verdad me da cagada la idea de comenzar en otro lugar.

    Aquí está toda mi vida. -respondió Luis

     –en unos meses su vida va a estar allá perro… la verdad estoy muy feliz por usted. Lo

    logró, igual que como lo soñábamos, no me sorprende, yo sabía que lo iba a hacer tarde o

    temprano –

    – ¿Va a llorar? –

     – lo veré llorando ahorita todo borracho-

    – eso le digo

    Estuvimos Hablando hasta las 8. hablábamos de los miles de veces que veníamos a jugar a

    este parque, yo evitando a toda costa que los balonazos atravesaran el arco, los errores de

    un arquero son definitivos para el resultado de un partido, podría decir eso de cualquier

    error de los jugadores, pero es en el último hombre en quien recae la responsabilidad si es o

    no es un gol. fueron muchas derrotas y algunas victorias claro que si, las derrotas nos daban

    lecciones para seguir mejorando, partidos de microfútbol 5 contra 5 jugábamos con todo

    tipo de personas, personas buenas, malas, mañosas, engreídas, humildes, ricas, pobres, feas

    y hermosas. personas con pasados terribles y otras sin ningún futuro. el mundo se trataba de

    ganar esos partidos, en ese mismo parque comenzamos a salir, a divertirnos, reunirnos a

    hablar, el fútbol quedó en un segundo plano pero las charlas con Luis era una tradición que

    quedaron marcadas como los mensajes que se escribían en la banca donde nos sentabamos.

    habían charlas que se extendían hasta el amanecer, charlas de dos almas soñadoras que

    veían un mundo de posibilidades ante sus ojos.

    Más tarde empezaron a llegar más amigos, todos con ganas de divertirse un poco y olvidar

    la semana que habían pasado, comenzamos a tomar y hablar hasta que llego alguien

    diciendo que había una fiesta en el Álvarez (un barrio popular), todos decidimos ir a aquel

    lugar para seguir con la celebración y despedida de Luis.

    Todos estaban tomando y bailando. Era una casa grande de solo un piso, la sala era enorme,

    ahí era la pista de baile, cabían más o menos 20 personas pero estaban bailando unas 30. A

    pesar de que era una casa, había luces de colores, humo y un gran equipo de sonido, como

    en una discoteca. En el baño había un bombillo color verde que destaca de toda la casa, era

    una buena idea en caso de que tuviera que buscar rápidamente un lugar donde vomitar. Solo

    debía seguir la luz verde y ya estuvo. Había un pasillo largo que llevaba a una especie de

    patio donde no había techo, pero sí un jardín pequeño. En los arbustos y paredes había

    luces de navidad amarillas y de colores. Ese lugar era más para conversar, tomar, y fumar.

    Nos quedamos en el patio con mis amigos. Por alguna razón terminamos hablando de las

    parejas del colegio, yo nunca había tenía una pareja en el colegio, y me puse a pensar que

    por más que me esfuerce y haga todo lo posible nunca podré tener una novia en el colegio,

    sencillamente porque ya no estoy en el colegio. El tiempo siempre juega en nuestra contra.

    Cada momento de mi existencia en que tomaba una mala decisión o no me arriesgaba a

    hacer algo, era una oportunidad que perdía. Quizá después no se repita o nunca se vuelva a

    dar el momento indicado. La vida se basa en un ahora o nunca. Quizá esa noche era mi

    ahora. En una noche no se puede lograr muchas cosas, pero quizá en un futuro cercano

    pueda decir que tuve las mejores fiestas durante mi periodo en la universidad. O quizá me

    arrepienta todos los días por estar lleno de enfermedades causadas por el alcohol y los

    excesos. Es la ruleta rusa de la vida.

    Como a las 10 llegaron un grupo de personas a la fiesta, entre ellas una niña muy linda, me

    quedé mirándola hasta que ella lo notó. En una situación cotidiana esto no hubiera

    sucedido, pero estábamos en una fiesta y el trago ya estaba surtiendo efecto, un poco de

    valor embotellado para atreverme a hablarle. En el momento que ella notó que la miraba,

    sonrió, y esa fue la señal para mi. Mientras caminaba hacia a ella pensaba que, si el destino

    lo quería, ella podría convertirse en el amor de mi vida, me refiero a que existía la

    posibilidad que tengamos una linda noche, y quedamos de vernos mañana, y sigamos

    saliendo. luego seamos novios y sin darme cuenta puf ya somos viejos y estamos cuidado a

    nuestros nietos, o quizá simplemente coja con ella y nunca la vuelva a ver. Creo que nunca

    llegamos a darles el valor necesario a las personas, son como figurantes. Personajes que

    llegan dicen su línea de diálogo y se van. Todos estamos metidos en nuestras historias, en

    las que somos protagonistas, pensando que tenemos la vida más difícil, que somos

    especiales y que nuestra vida es la más interesante. Hubo un tiempo donde yo pensaba eso,

    pero en este momento nunca gastaría dinero para leer una historia tan de la mierda como la

    mía, ya era muy predecible, el clásico tonto que todo le salía mal y eso se repite hasta el

    final del cuento, el personaje no evoluciona, se estanca, y sólo imagina cómo cambiar su

    futuro. Busca una solución a su situación, pero sigue tomando las peores decisiones. Y sus

    pensamientos se contradicen con sus acciones. Creo que me estoy dañando la fiesta.

    Debería dejar de pensar en eso. Ya estaba frente a la chica. Me acerqué y le dije.

    -Hola ¿Cómo estás? a lo que ella respondió –hola, bien y ¿tú? – La verdad podría responder

    muchas cosas negativas en ese instante. Podría decirle que me sentía como una porquería, y

    solo estaba en ese lugar porque los únicos momentos en donde no estoy consumido en la

    tristeza por mi eminente camino hacia la ruina es cuando me olvido hasta de mi nombre

    gracias al alcohol, pero decidí decirle que estaba bien y le invité un trago, y así iniciamos

    nuestra linda y normal conversación. Hablamos y tomamos por una hora. Algo que me

    caracteriza es que no sé cuándo detenerme. Y con el trago no es la excepción. Porque nunca

    es suficiente alcohol si de borrar todo rastro de dignidad se trata.

    Entre más tomaba más iba perdiendo el hilo de la conversación, aunque podía verla reír

    cada vez más. En ese momento con verla reír me bastaba para estar distraído y feliz. Ya

    Estaba en ese punto en que podía decidir si seguir tomando y perder la conciencia. o dejar

    hasta ahí con el trago mantenerme un poco ebrio y disfrutar de la noche. Supongo que a

    esta altura del relato sabrán qué decisión tomé.

    Después de unos nueve shots de ginebra de diez mil pesos, ya veía un poco borroso, mi

    cerebro cortaba algunos momentos, había pequeñas elipsis de tiempo. Mi piloto automático

    se había activado. Digamos que mi estado más primitivo de conciencia siempre sabe cómo

    hacer las cosas, al menos mejor que cuando estoy sobrio. Lo digo porque en uno de esos

    pequeños cortes, me encontraba besando a la chica. No duró mucho. Enseguida hubo otro

    corte y estaba en el baño vomitando. no podía coordinar en lo absoluto, ese pudo ser el fin

    de la noche. Me miré al espejo y noté lo ebrio que estaba. no iba a dejar que mi felicidad

    momentánea se acabara tan rápido. me convencí de que estaba bien, tome agua, y me di el

    ánimo que necesitaba paro volver al juego

    REPRODUCIRSE.

    Salí del baño y afuera estaba la chica esperándome. Por cierto, su nombre es Juliana. En ese

    momento con la luz verde del baño pegándole directo pude apreciar más su belleza, tenía el

    cabello castaño, con pequeños rayos color chocolate, ojos de color café claro, unas pocas

    pecas en su rostro, podría decir que eran menos de 20 pecas, pero no puedo asegurar nada.

    Era de esas chicas que no iban a estar en una revista o iban a ser modelos. seguía la moda

    del momento, quizá un poco parecida a muchas que se ven por ahí, pero su intento por no

    robar la atención de todos y no pretender ser nadie que en realidad no es, la hacía especial,

    por lo menos para mí, por lo menos esa noche.

    algo que me atrajo de esta chica es que de su chaqueta sacó una pastilla de éxtasis, se

    comió la mitad y me embutió la otra. Apenas se pasó la pastilla se lanzó a besarme. Quizá

    ella también tenía en sus planes divertirse al punto de olvidar la vida que llevaba. seguimos

    hablando por media hora, la verdad nunca había probado el MDMA. Sentía que en

    cualquier momento me iba detonar, pero también pensaba en que habían estafado a la joven

    y dulce Juliana…

    Unos minutos después tuve que tragarme mis pensamientos, nunca había sentido tanta

    euforia, quería hacer de todo, y sentía que lo podía lograr. Pero en ese momento lo más

    indicado era bailar. Tomé la mano de juliana y nos fuimos a la sala, estaba sonando la

    mejor canción de mundo, no sabía cómo se llamaba, ni cómo iba la letra o el ritmo, pero

    estaba seguro de que era la mejor canción del mundo, todo se veía más brillante, los colores

    eran más vivos. Los rostros de las personas se veían más alegres Y todo se sentía tan

    placentero. Juliana me dio un beso. Mi cerebro no procesaba tanto placer, podía sentir

    como ella también lo disfrutaba. Nuestros sistemas nerviosos estaban conectados. Sentir su

    respiración me gustaba de sobremanera, sentir sus latidos, su lengua en mi boca, sus

    caderas en mis manos. Daría lo que fuera por vivir el resto de mi vida en este instante. Todo

    era perfecto. Estaba viviendo todo lo que sucedía con mis cinco o seis sentidos. No había

    preocupaciones, lo único que me interesaba era prolongar ese instante. Esa experiencia fue

    denominada en la historia de mi vida como el momento de oro, a pesar de que era una

    ilusión. Un poco patético pensar que uno de los mejores momentos de mi vida era causado

    por una droga que se creó en un laboratorio. Pero no podía pensar en lo malo. No pensaba

    en los errores de mi pasado, ni en lo incierto que es mi futuro.

    Todo lo que sucedía a mí alrededor estaba en control. Yo estaba con una mujer linda, me

    sentía feliz. Mis amigos estaban contentos rondado la sala, dándole trago a todos lo que

    veían por ahí. Aunque ellos no habían consumido éxtasis en su rostro se podía ver la

    felicidad. Ellos se acercaron con una botella de quién sabe qué. Tomé por 10 segundos uno

    de los más ricos manjares de alcohol que había probado. No podía dejar de bailar,

    estuvimos en la pista de baile por más de una hora. Lo que hablaba no tenía mucha

    importancia, en realidad sólo hacía pequeños comentarios de lo bien que me sentía. Y

    juliana me respondía que se sentía igual o mejor que yo. Discutimos por saber quién de los

    dos estaba más feliz. Durante esa inocente discusión noté que una de las puertas del pasillo

    estaba abierta. De adentro del lugar salía una luz rosada. Miré a juliana y le señalé el lugar.

    Esa luz nos atraía. Deseaba estar en ese cuarto. Sin darnos cuenta los dos ya estábamos allí.

     A pasar que sentía el efecto del MD, también podía notar sutilmente los efectos del

    alcohol. Mientras pensaba en eso mis manos le desprendían la camisa a juliana. Mi cuerpo

    actuaba más rápido que mi mente. Verla desnuda no podía ser comparado con ninguna cosa

    que hubiera apreciado antes. Mi sentido del tacto estaba demasiado sensible, todo mi ser se

    había vuelto una mano gigante que tocaba por completo el cuerpo de juliana, podía sentir

    sus poros abrirse, su piel respirar, nos fundimos para crear un ser nuevo, éramos juntos y

    existíamos los dos, nos empapamos de nosotros mismos y estuvimos así hasta venirnos. El

    destino hizo que pudiéramos venirnos a la misma vez. Seguido de eso el brillante y vivo

    color rosado de la habitación había desaparecido por completo y de golpe. Y así mismo

    todos los efectos del éxtasis. La euforia, el ánimo, la energía. Y también el control Habían

    desaparecido. Me sentía más ebrio que nunca, todo me daba vueltas no lograba pensar con

    claridad. Todo se fue en un parpadeo. No podía creer lo fácil que esa droga había engañado

    a mi mente. Me senté a la orilla de la cama. Juliana estaba vistiéndose a mi lado.

    -ya se te bajó verdad. Asentí con la cabeza –el éxtasis baja cuando menos te lo esperas.

    -Acabo de darme cuenta. Le respondí. – Deberíamos vernos otra vez, ¿no crees?… – yo

    creo que no vernos otra vez sería un insulto a lo que pasó esta noche. Ella se rio, yo le

    devolví una sonrisa. Tengo que aceptar que esa frase que dije era digna de un guión de

    telenovela juvenil. Desde el momento que me comí la pastilla había tomado mucho, perdí la

    cuenta de todo lo que bebí. Estando en la orilla de la cama, justo después de decir mi frase

    de película mi cerebro se apagó. Cuando abrí los ojos estaba vomitando en la calle, a unas

    cuadras de la casa. A mi lado estaba Luis. Lo miré con mi clásica cara de estúpido que sabe

    que se cago la noche. Me despedí de Luis y le dije llorando que esperaba que siguiera

    cumpliendo sus sueños. la fiesta había acabado para mí.

    MORIR.

    – ¿se va a ir solo? Me preguntó Luis. Yo le dije que sí. – me escribe cuando llegué – Asentí

    e Inicié mi viaje por la ciudad hasta mi casa. Todas las fiestas a las que iba terminaban así.

    A veces estamos en el lugar equivocado en el momento equivocado, esto nos lleva a

    encontrarnos con personas con las que nunca debimos toparnos. Un tipo con un aspecto de

    persona desechada por la vida se acercaba mí. Yo no tenía el celular más caro. No tenía

    dinero ni para el taxi. Solo tenía alcohol en la sangre y dolor de cabeza. Y la intención del

    tipo tampoco era robarme o volverse millonario conmigo. Solo era alguien que tenía una

    vida más miserable que la mía y un cuchillo. Ese tipo se sintió digno de determinar que ese

    sería mi último día en la tierra. Todo fue muy rápido Sentía como el cuchillo entraba una y

    otra vez en mi cuerpo. Mi vida salía por las heridas que dejaba. Yo que creía que no iba a

    drogarme más esa noche. Había leído acerca del DMT, una droga bastante popular en otros

    países. Resulta que Varios científicos dicen que en el momento de nuestra muerte el

    cerebro libera esta sustancia, y tenemos un viaje antes de morir. Esta droga hace ver

    alucinaciones y hace que el tiempo vaya lento. Dicen que revela las verdades del universo,

    el sentido de la vida. Triste que lo descubramos al morir. Más triste que no hubiera consumido DMT cuando estaba vivo. Estaba llorando. Estaba asustado. Me preocupaba no

    poder llegar a mi casa y enviarle el mensaje a luis. Él Iba a estar pensando en eso toda la

    noche y no dormiría tranquilo. Espero que esto no afecte su viaje a Medellín. Me sentiría

    culpable por toda la eternidad. No podría ver las películas con mi madre mañana, ella

    estaba muy emocionada por eso. Me hubiera gustado solo cumplirle ese deseo. Quizá si

    hubiera sido menos egoísta habría pasado más tiempo con mi madre en vez de encerrarme y

    perder el tiempo pensando en cómo podía figurar. Tampoco podría salir con Juliana de

    nuevo. No quiero que piense que solo quería coger con ella y ya. Duré mucho tiempo

    preocupándome cómo iba a ser mi futuro y no pensé en el ahora. Ahora estoy muerto lo

    único que logré Cumplir fue el crudo y vacío ciclo de la vida que me enseñaron desde

    prejardín. Desde ese momento nos preparan para nada más.

    NACES

    CRECES

    TE REPRODUCES

    Y MUERES.


    EL CICLO DE LA VIDA


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