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Escritores Noveles

Delirios de un poeta

septiembre 25, 2020

Delirios de un poeta, por Richard Azuaje Q.

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Buscamos consuelo en el cielo y,
Esperanza en la tierra.
Nos consume el miedo de esta pandemia,
Cuando le dices a una madre que pierda la calma.
Su alma calma, proclama y reclama,
Comida sobre su mesa.
La esperanza conversa el padre,
Mientras la barriga de sus hijos no suene.
Los gritos se van perdiendo en el cielo,
Cuando la humanidad quiere el fin de este miedo.
Tormenta que tortura,
al que no puede poner comisa sobre su mesa.
Escribir sobre esperanza en medio de esta pandemia.
Es buscar que cese el odio,
A las naciones que buscan guerra.
Se busca la luz que aleje el miedo y,
Ponga fin a esta pandemia.
Esperanza son los que siente los corazones rotos,
Cuando caminan sobre el hilo de los lamentos.
Esperanza será la hija del grito de gloria,
Cuando salga de una boca que ya no llora.
Y den fin al miedo que,
Trajo consigo esta maldita pandemia.

A la luna le escribo con esperanza y es que,
En ella solo confió.
Cuando mis pensamientos son difusos,
Miro al cielo en busca de su refugio.
Busco consuelo en las estrellas que revisten el firmamento,
Cuando mi corazón tiembla de miedo.
Observo a la luna,
Y mi alma se llena.
Escribo con esperanza, porque busco senderos,
Que me lleven al cielo para ahogar mis lamentos.
Los corazones en medio de sus miedos buscan esperanza,
Encontrado refugio con la mirada puesta en el cielo

Al encontrarnos sin rumbo,
Fue tu mano quien nos dio abrigo.
Con ilusiones conquistamos horizontes,
Porque tu sonrisa conquistaba ilusiones.
Diste sentido a la calma en medio de temores,
Aunque en ocasiones perdiéramos los estribos.
En esperanza se convirtió tu luz,
Cuando tomamos tu mano.
Vendrías a ocupar el lugar como hermano,
Pero te fuiste convirtiendo en un padre.
Porque tu voz nos llenaba de esperanza,
Al guiarnos por nuevos caminos.
Recorrimos universos infinitos siempre guiados por tu luz,
Fuimos conquistando la esperanza en medio de tormentos y lamentos.
Ahora vuelas alto sin poder seguir tu vuelo,
Pero miro al cielo y sonrió.
Porque con esperanza sé que nos encontraremos de nuevo,
Hermano mío

Placida se encontraba la noche.
Me hubiese gustado ver en el horizonte el fulgor de su dulce y tierna mirada.
Qué triste han sido este día y todos los días, porque no me encuentro envuelto en la fragancia
de su sonrisa.
Serena se encuentra la tarde, que entre en onduladas ráfagas de vientos se pierde mi mirada
llena de esperanzas vanas.
Recuerdo ciertos días cuando el sonido de sus pasos hacía que se perdiera en los movimientos
de sus deliciosas caderas.
Como no perder la razón en el sonido de sus labios, si mis oídos se volvieron fans de sus
pasos.
Elegancia se destila cuando por primera vez, bajo los efectos de una luna taciturna nos dimos
un breve espacio para escaparnos de la rutina.
No llegue a encontrar mayor deleite cuando la vi a los ojos, viendo el reflejo de las estrellas
junto con la luna en su infinita sonrisa.
Hacía tiempo que no miraba los colores perfectos de un atardecer en los pliegos de una
sencilla sonrisa, nos acompañamos en el mutuo acuerdo de perdernos por un breve momento
a endulzarnos la tarde con nuestras sonrisas.
Un ineludible deseo se apoderaba de mis inquietas manos, cuando por mis pensamientos
recorría detalladamente tu cuerpo, siendo el más suculento manjar de este pequeño cielo.
A mi corta edad y después de haber encontrado paz en mi alma, deseaba que aquella bella
mujer se convirtiera en la tempestad que me arrebatara el alma, que me arrojara a los pies de
sus caderas.
Deseaba que la vida se detuviera por infinitos instantes, cuando ella venia hacia mí,
desordenando mis horas, agitando mis pensamientos y, es que cuando ella de mi se acordaba
no sabía el infierno que desataba en mis adentros.

Juro bajo el cristal de este cielo azul, que en mi boca se encarna el más infernal deseo de
besarla, que entre mis manos se encuentran las más frescas caricias para verterla sobre su
alma, siento que en su amor me aguarda la más embriagadora de todas las pasiones.
Infernal se encuentra la tarde, cuando escribo lleno de esperanza lo que mi corazón guarda
en silencio de no saber que se siente tenerla cerca, para perderme en el movimiento de sus
caderas.
Termino vagando en medio de la noche, buscando luces en el cielo que me permitan
encontrar el camino de regreso a los deseos de escribir de nuevo. Al borde del abismo,
sentado me encuentro, cerca del colapso, de querer sentir un amor intenso y que no se vuelva
estrella fugaz en el cielo.
Se van fundiendo como el metal, cuando es acariciado por el fuego, el alma de un guerrero y
la pasión de un caballero, de escribir historias que embellezcan al universo, pero es que a la
mitad de la noche solo se encuentran pequeños luceros adornando el firmamento.
Y solo alcanzo a escribir notas melancólicas de aquellos amores pasajeros, siento que me voy
consumiendo en estas oscuras horas, perdiéndome en el arrebato de que moriré cuando salga
los primeros rayos de luz ¿En dónde estará la más bella de todas las inspiraciones? ¿Sera que
no escucha que invoco su nombre.
De mis labios ya no quedan rastro de la idiosincrasia de aquellos días, cuando solía escribir
para aquella hermosa dama, ella, que robaba la más pendeja mirada y hacía que me extraviara
en el tiempo de sus pasos, esa, que me daba esperanza, de que una mañana mis besos la
acompañarían hasta el alba.
¿Cuántos fragmentos de mi alma abre escrito? Desde el día que la vi partir. ¡Quizás! Solo
soy un poeta demente, ella era la única capaz de hacer sentir mi alma ardiendo, haciendo que
mis dedos se llenaran de deseos acariciando la esperanza de salir en busca de sus besos.
Conformen pasan los días, solo termino vagando en medio de la noche, buscando luceros que
han muerto en mis más profundos fragmentos ¿Cuántas cartas abre escrito? En medio de
infinitos lamentos ¿De cuántos capítulos estará compuesto lo que llevo por dentro?

El día y la noche se van convirtiendo en fragmentos de aquello que muere en silencio,
esperanzas vanas que no alzan su vuelo, miradas perdidas en el cielo, ilusiones que no salen
de su sueño, gritos que no se apagan, el tiempo que no para y yo solo me encuentro vagando
a mitad de la noche, buscando luceros que se han muerto.
Entonces, al borde del abismo me encuentro envuelto en lamentos, intentando ahogar mis
penas en estos fragmentos de aquel amor que no termina de morir. Los recuerdos van
encendiendo el alma, una llama que se propaga en medio de este cielo, entre suspiros va a
amaneciendo y la fantasía casi se va diluyendo.
Antes de que llegue el final, enciendo la línea del tiempo de un corazón lleno de recuerdos,
quiero que se consuma antes que la luz se asome, quiero escribir este sueño perdido, de un
amor que no se ha ido, de ese único lucero que no termina de morir, porque en medio del
oasis de su tierna mirada siempre me perdí y en el roce de su beso todas mis esperanzas se
fueron a vivir.
Esta es la verdad de un alma, que acaricia a media noche el abismo de aquella mirada, la que
nunca quiso ver partir.

A la mujer le escribió,
a ella que es un hermoso misterio, le dedico mis versos.
Quiero que nos perdamos en la prosa de los besos y,
sobre su cuerpo quiero hacer mi poesía.
Haciéndola decir que ella es mía.
Y es que ellas van sembrando misterios,
verla caminar es desborde de alegrías.
Reflejo perfecto de lo grande que es el universo,
son ángeles y querubines, algunas llevan fuego por dentro.
Esta es la esperanza misma,
escribir caricias sobre su cuerpo.
Robarles sonrisa es lo único que yo deseo,
ya que soy el hombre que sueña despierto.
Procuro no perderme en los senderos de la locura,
aunque este es el camino de los que jamás fueron cuerdos.
Con esperanzas quiero escribir,
el misterio que habita en sus cuerpos.
El atavió de su esencia es todo un hermoso misterio,
este es el camino de errante, del que sueña despierto.
Buscando la esperanza de escribir poesía,
aquella que envuelve en misterio el cuerpo de una mujer.

Escribo poesía porque no puedo hacerla mía, entre líneas me pierdo y en ilusiones me
encuentro, voy tejiendo una maraña de redes, donde sueño que eres mía, no sé lo que está
sucediendo, solo sé que quiero dejarme envolver por tus besos, busco incinerar nuestras
almas en esta intensidad que vierten nuestros cuerpos, infinitas sensaciones que estallan en
emociones al desnudar tu cuerpo.
Mi boca, clama devorar tu cuerpo entero, sentir el cantico de tu excitación al sentir como
lastimas mi espalda con tus manos, descongelar mi corazón con el fuego de tu mirada, bailar
al compa de nuestros corazones, desenfrenar tus gemidos y envolvernos en las caricias de
nuestros besos.
Sentir tu cuerpo con mis manos, palparla con mi lengua toda tu piel, como si estuviese
acariciando un lienzo o tallando una escultura, buscando plasmar la belleza de esta eterna
humanidad. Describir la fragancia que habita entre tus piernas, saborear la humedad de tus
labios, sentir el fuego de tu piel sobre mí, imposible contenerse al clímax del momento.
Mis esperanzas se tiñen con el color de tus ojos, quiero exhibirte al mundo entre mis letras
como una obra de arte y, es que soy una pequeña galería deambulante donde llevo las obras
de tu sexo.
Esta noche, mis deseos arden como el fuego del infierno, deseo complacer al demonio que
llevo dentro devorando con mis manos toda la esencia de tu ser, sacarte del Edén y hacerte
sucumbir a mis más enfermizos deseos. Vendería mi alma solo con el fin único de convertir
la ilusión de volverte a desnudar una vez más.
Ver como cae tu ropa y tu alma ante mí, ponerme de rodillas para saborearte desde los pies
hasta la cabeza. Y es que veo gratificante como el destino me llevo hasta la esperanza de tu
amor, en un gesto misericordioso de un sueño que encierra todos los encantos de este
universo en una mujer como tú, por excelencia quiero perderme en las profundidades de tu
cuerpo, recorrer la oscuridad de tu alma.
Y morir en uno de tus besos.

Antes de que acabe el sueño, antes que te rendidas a los brazos de Morfeo, permite que me
despida, quizás no con un beso en la mejilla o un que haga hervir tu sangre en deseo, tampoco
con un abrazo que caliente tu cuerpo, pero deja que esta noche haga de la vida una suave
caricia antes de que caigas rendida.
Los días se alargan en esta distancia que nos separa, ya el cielo no nos acobija, la luna se
oculta para alguno de los dos, los días pasan y yo sin poder verte. Quisiera abrazarte, en este
día y todas las noches para olvidar el tiempo que hemos perdidos por culpa de esta maldita
distancia, mis esperanzas se van desvaneciendo como la oscuridad al alba, deseo encontrarme
en el lecho de una cama donde tu cuerpo cumple la ilusión de vernos juntos de nuevo.
Sueño con que a mitad de la noche o en plena mañana nuestros caminos se vuelvan a enredar,
permitiendo hacer de las estrellas un futuro prometedor, que el viento nos arruche en nuestros
hermosos sueños, que en el universo se pierdan todas nuestras tristezas y que en tu mirada
me enseñen los caminos de la vida.
Las horas pasan, los días me consumen, los meses se pierden y yo sigo sin poder verte al
final de un hermoso ocaso, cuando nos perdíamos en los infinitos horizontes, los minutos
transcurren y esa paz aquí ya no habita, todo es guerra, las estrellas ya no prometen y los
luceros se pierden, ya no veo esperanzas en los amaneceres.
Para antes que inicie la mañana o muera la noche quiero escribir el “fantabulismo” de todas
las ilusiones, esa que me permita describir todas esas odiseas que sueño, aunque no duerma
y tampoco este despierto. Quiero sembrar mis palabras y cosecharlas luego en nuestros
recuerdos, aunque el cielo nos separe en estos momentos.
Y aunque no la vuelva a ver, guardare las esperanzas sobre los mortuorios días venideros, de
encontrarme siempre con su recuerdo.

Quiero la dulzura de los días proviniendo de una sonrisa, esa que me brinde la esperanza de
amar de nuevo, de verme perdido en los más infernales deseos de escribir otra vez, buscando
describir razones utópicas de tontas fantasías que solo yo puedo soñar, esas que dibujan de
la nada una sonrisa al ir rayando los pliegos de una hoja, quiero ese amor que me haga perder
la cordura de mi alma, esa que le regala la libertad al espíritu, de esas que ya no son tormentos
por las noches.
Es temible ver la lluvia caer en algunas ocasiones y no poder compartir la sensación que
genera abrazar un cuerpo, haciendo que me pierda en su mirada, que me deje envolver por
su sonrisa, de aquellos amores que hacen que el tiempo nos de igual si es enero o invierno,
solo tener la certeza que le darás un beso en la frente y dormirás tranquilo.
Ya no me dejo agobiar por la soledad, porque deseo encontrar la esperanza de volver amar,
de sentir una perfecta sinfonía cuando entrelace mis dedos con una mano que no me quiera
soltar. Quisiera encontrar un amor que no se vuelva melancolía en el tiempo.
Aunque solo sea un sueño, una simple fantasía o mera ilusión, deseo guardar esa esperanza
de ser amado de nuevo, de sentir el sudor de nuestros cuerpos haciéndose eternos en las
noches por el deseo que nos tenemos. Solo quiero sentir un amor de nuevo antes que la vida
termine. Deseando desnudar un alma por completo, recorrer el mundo o perdernos en el
universo, lanzarnos sobre el césped y hacernos uno con el cielo.
El tiempo tendrás su razones y espero que me traiga de nuevo la felicidad, esa que se siente
cuando se ama de verdad, pero por ahora solo son sueños escritos en hojas blancas de un
corazón oscuro, pero que no pierde la esperanza, de escuchar su nombre salir de una boca
que lo desea amar de verdad, aunque ya no mire al cielo, no busque a las estrellas y no me
pierda en los reflejos de la luna.
Conservo la esperanza de escribir de nuevo sobre un amor de verdad.

Su perfume me lleva en un viaje hacia las nubes,
Haciéndome soñar que con ella quiero despertar.
Es su perfume la dulce fragancia de su sonrisa,
Que me envuelve en el deseo de un humedecer su piel con mis besos.
Me volví adicto al olor de su perfume,
Quizás solo soy adicto a la fragancia que emana su cuerpo.
En esta tierra su aroma se esconde,
Pero no me impide soñar con sus besos.
Su esencia es un enigmático elixir,
Haciendo que al cielo me eleve.
Me enloquece sentir su aroma,
Aun en el recuerdo más leve.
Quiero arder en el deseo,
De besar todo su ser.
Pierdo la razón del tiempo,
Cuando en su fragancia me pierdo.
Incauto viento,
De su cuerpo me has alejado.
Pero no pierdo la esperanza,
De envolverme en el perfume de su cuerpo.

Se abrió la caja de pandora y los recuerdos afloran, dejando a la luz aquel diciembre cuando
la vi caminar hacia mí, envuelta en aquel vestido, un hermoso vestido que dejaba ver
perfectamente el talle de sus caderas, realzando sus pechos y dejando ver en el arco perfecto
que forma el final de su espalda con el inicio de su trasero, recuerdo que hacia frio y antes
que termina de llegar deje desatar un suspiro, se notaba en mi rosto que estaba idiotizado por
el momento, lo vi en su cara, sabia que era suyo y que siempre lo sería.
Por mi mente solo corrían los deseos de despojarla de aquel vestido, llovían versos que quería
poder plasmar en su cuerpo con mis besos, sentir nuestra piel sin tanta ropa, estaba ebrio de
su aroma, aquel momento fue mágico. Quién lo diría que nuestros caminos se separarían con
el tiempo y hoy solo quedan pequeños fragmentos de aquellos momentos, momentos que le
robamos al tiempo muchas veces, esas que me mantenían despierto toda la noche, soñando,
fantaseando con las estrellas y jugando con la luna.
Logre amar los matices que traían consigo su sonrisa, ella llego convertida en una pequeña
ilusión y termino por ser el mejor viaje de mi vida, deseando acariciar la naturalidad de su
cabello cuando jugaba con el viento, sentir la perpetración de nuestras miradas en silencio,
el mundo era ignorante de lo que nosotros dos sabíamos, éramos un secreto mas en este
universo, pero quién lo diría que con el tiempo nos alejaríamos.
Fueron cambiando las cosas con el transcurrir de los días, ella se volvía una ilusión, cuando
quería que fuera una pequeña fantasía vestida de esperanza, estaba inmerso en el abismo de
su cuerpo, inexorables fueron las noches cuando su voz ya no hacia parte del entorno, quizás
hoy emancipo el pasado con este recuerdo, pero es que el misterio que dejo aquella mujer no
se borra con el tiempo, en algunas noches la recuerdo y le escribo verso.
Verso que quisieran que fueran besos, pero se van perdiendo en el tiempo, porque extraño su
regreso, aunque no la vuelva a ver de nuevo.

Quiero que el mundo sepa lo que encierra este infernal deseo, este que perfora el cuerpo y
aprisiona el alma, ese mismo sueño que lanza al abismo de lo incierto, sin sentir miedo a la
muerte y a lo desconocido, haciendo que una y otra vez pierda la cabeza en este bucle
temporal en el cual me atrapo su cuerpo.
Quiero tomar su cuerpo y encadenarlo a mis besos, arrodillarme ante su presencia y lanzarme
a sus pies en búsqueda de probar su delicioso sexo, besarla de los pies hasta sus suculentas
caderas, sentir el choque de la fragancia de su vagina contra mi nariz, que sienta la calentura
de mi cuerpo cuando humedezca sus labios con la punta de mi lengua, conjugando versos y
prosas de una boca que la proclama diosa.
Quiero que, en medio de este deseo desesperado, demos un paso hacia el camino del infierno
donde entreguemos nuestros cuerpos a la pasión de nuestros besos, sentir la electricidad de
nuestras caricias recargar nuestra piel, ser un pulso magnético que deje al universo sin luz,
que el anhelo del desvelo sea por entregarnos por completo en sentimiento eterno.
Quiero provocar una avalancha de deseos sobre la carnosidad de su boca y sentir la humedad
de sus labios con mis dedos, dejarla indefensa ante mis lujuriosos deseos, que pequemos y
ardamos por siempre en el infierno.
Quiero sentir su respiración sobre mi pecho, escuchar nuestros corazones gritando de lujuria
y placer porque nos pertenecemos, memorizándome los lunares de su espalda, sentir el vaivén
de su trasero sobre mi pene y tatuarme sobre la piel como encaja perfecto su cuerpo con mi
cuerpo.

Tengo el dedo en el perno de mis pensamientos, quiero quitarlo y explotar, que mueran quien
tenga que morir, hoy tengo un instinto suicida despierto, quiero convertirme en kamikaze y
arrastrar conmigo unas cuantas almas al infierno. El dedo en el gatillo que apunta a la sien,
quiero ver esparcido mis pensamientos sobre el papel, hoy no converso esperanza sobre la
vida y tampoco sueños sobre la muerte, el camino al infierno esta abierto y quiero arrebatar
el sueño a las almas que aman.
Mis oídos se han vuelto sordos a los sentimientos, de mi boca ya no aflora el amor, en mis
manos no habitan las caricias de alguna piel, mi lengua sedienta se encuentra, pero no hay
una boca para aplacar la sed.
La noche me perturba y la oscuridad me abruma, la fantasía de un amor ya no reside en mí,
la vi partir y me hecho al olvido, ya no recuerdos los olores que traen consigo el tiempo
compartido, sobre esta vida ya no se escuchan pasos que me acompañen a recorrer los
caminos, deseo desaparecer, esparcirme en el universo.
Siento caos desgarrando el cuerpo, mutilando el ama, asesinando los sentimientos, deseo
soltar el perno y esparcir mis restos en el averno del infierno, las esperanzas se han perdido
en el tiempo de sentir un amor de nuevo.

Eres la musa de mi poesía, la estrella de mi cielo, la inspiración de mi letra y el único deseo
que pido al cielo que no sea para mí. Tu estas bien ahora donde estas, y quiero que siga así
por la eternidad, no te quiero para ahora, mañana o en unos años. Te quiero justo donde estas,
donde mis intenciones te encanten en la distancia y no te vayan a dañar en la cercanía. Quizás,
mis días no sean lo que quisiera que fueran, pero sigue habiendo luz en cada amanecer.
¿Sabes por qué? Porque tú eres esa luz que desde el cielo como lo hace el sol alumbra el lado
oscuro de este corazón.
Sé que no soy el escritor cuya letra llame a la esperanza, pero al menos me puedo llenar de
esperanza cuando escribo lo que llevo por dentro y que desde hace mucho tiempo ya no
guarda silencio. Mis letras son el mejor reflejo de lo que soy, también es una catarsis a ese
mundo de sueños que me han convertido en el poeta que siempre quise ser, no seré ejemplo
de caballerosidad, pero al menos intento entregar mi vida aquella mujer que hoy roba mis
nobles sentimientos.
Te amo como a ninguna otra mujer, pero mi destino es estar para ti, no estar contigo. Lo
entendí cuando solo podía pedir que brillaras en el infinito. Fue una noche como esta, oscura
donde la luna se ocultaba y las estrellas no brillaban, esos días donde siempre me refugio
para fortalecer mi alma al alba. Me gustaría estar contigo y convertirme en tu caballero,
descubrir el significado de esas mariposas, descubrir que eres la única flor cuyas espinas no
son dañinas, y si lo son bueno que importa. No sé cómo llamarte, no sé cómo llamarme y no
sé cómo llamarnos. Solo sé que quisiera pintar en silencio tus sueños. Que alegría fue el
haberte hallado, un júbilo sintió mi corazón al descubrir que te estábamos amando, aunque
fuera en silencio.
Llegaste como la suave brisa de una nueva historia que no pensé escribir, y aquí estoy
locamente enamorado de las hojas que hemos escrito en este destino. Bendito sea el pecado
de estar amándote, pecado divino sea la sensación de soñar contigo cada noche.

Hoy quiero compartir estos fragmentos que solo son pequeños espacios de tiempo de algún
momento vivido, el placer que genera poder escribir ese sentimiento indescriptible, plasmar
alguna historia que deseásemos vivir o que vivimos y, que solo ocurrió por una fracción de
un tiempo, incluso, poder trascender esa ilusión, esa fantasía en una realidad palpable, algo
que recorra y viva en la memoria del que escribe, del que lee, del que sueña, del que ama,
incluso del que odia, porque la grandeza de poder escribir o describir un sentimiento, puede
ir en cualquier sentido y dirección. Escribir es como tomar una fotografía a la realidad o
demostrar que algunos sueños pueden llegar a ser grandes realidades.
No había corrido por mi mente la idea de publicar o compartir estos fragmentos con el mundo,
ya que eran sentimientos intimitos, deseos ocultos a la luz del día, estos fragmentos son un
sentimiento que fueron escritos en su momento para una persona en especial, dándole otra
perspectiva a la vida más allá de la demostración de afecto que ocurría en momentos
especiales.
Hoy quiero compartir, con la esperanza de poder compartir estos sentimientos ocultos, estos
silencios que, murió en pequeños espacios compartidos, deseo poder darle luz a esta
oscuridad que habita en una mente que le escribió al amor en secreto. Porque como dicen “el
escritor sabe para quien escribe, el lector sabe en quien piensa”

En la publicación de hoy:

    Delirios de un poeta


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